Latinoamérica con sus chocolates y medio-oriente con sus cafés.

Y para mí, resulta encantador y formador constante cada vez que preparo estos eventos.
Desde Venezuela su café, que acompaña una historia de libertad y arrojo.
Desde Turquía y sus alrededores representa la importancia de su tradición, tanto que la Unesco lo consideró, Patrimonio cultural inmaterial de la Humanidad.
Entonces, miren ustedes qué importante es realizar una cata para conocer sus historias, y también analizar sabores y aromas como lo es también el cacao y el chocolate.
No solo, saboreamos y aprendemos a poner todos nuestros sentidos organolépticos al servicio de estos productos, también aprendemos a entender y saber como se cultivan y procesan. Y no es poca cosa, porque detrás de estos hechos la historia de los hombres cuentan sus roles, su idiosincrasia, según pasan las épocas.

Una cata, enseña que lo que consumimos debe tener características determinadas a la hora de elegirlos, o desecharlos.
Saborear un chocolate, es trasladarnos a nuestros orígenes y a nuestros ancestros.
Si lo acompañamos con tés, iremos de viaje al lejano oriente.
Si lo acompañamos con quesos, pasearemos por Europa toda.


Y asi, les digo que una cata es una propuesta única, diferente y también un buen encuentro o regalo entre amigos.